La vivencia del personal sanitario

Nos preguntamos cuál es la vivencia del personal sanitario en los casos de gestaciones con diagnósticos de complejidad que hablan de la inviabilidad de vida extrauterina, y/o de fallecimiento intraútero, interrupciones terapéuticas, la interrupción legal del embarazo, o al nacimiento. No habiendo formación académica sobre la temática en la formación de grado, ni de post grado.

En un contexto donde las instituciones tanto públicas como privadas, y la sociedad en su conjunto, no sólo no están preparadas, sino que ejercen distintos tipos de violencias simbólicas tanto a las familias como hacia el personal sanitario. Violencia estructural que se revierte desde las instituciones hacia el personal sanitario, y desde el personal sanitario hacia las familias.

La muerte al inicio de la vida rompe con las leyes de la biología, la muerte es un tabú dentro de la sociedad, representa “el fracaso” dentro de la medicina, y para las familias configura trauma, por lo disruptivo, lo fuera de toda lógica, las condiciones del contexto, en síntesis, se trata de la muerte del “hije”, más allá del tiempo gestacional.

Sabemos que el personal de salud, las lic. en obstetricia, médiques, personal de enfermería, doulas, puericultoras, son expuestas al fenómeno de la “traumatización secundaria”, siendo los primeros que ponen el cuerpo en la escena de guardia, de la ecografía, del parto y el nacimiento con o sin vida, en el domicilio, la institución sanitaria, la neonatología.

Por traumatización secundaria, se describe a la configuración de  síntomas en paralelo en el personal sanitario, los mismos o similares que padecen las personas que atraviesan por la experiencia directa del trauma, en este caso la detención de una gestación, el duelo gestacional perinatal. El personal sanitario también sufre un duelo en paralelo al duelo de la persona gestante y su familia. Duelo que no es reconocido como tal.

La implicación del personal sanitario es directa, impacta en la sensibilidad, en la historia personal, en la historicidad actual, en la vida profesional, en todas las áreas de la vida, con un duro impacto emocional, configurando una situación de estrés laboral, un proceso de duelo, que al no ser reconocido puede conllevar sintomatología posterior.

  • Por el nivel de responsabilidad que implica un contrato de la relación “médico-paciente” donde este desenlace no estaba previsto, ni siquiera puesto en palabras como el fantasma universal innombrable referido a la muerte del bebé, de las mujeres, madres, personas gestantes, familias y profesionales.
  • Fantasma universal que no fue informado en los cursos de preparto, ni en la consulta ginecológica obstétrica habitual, ni en posteriores controles, ni en otros espacios de preparación del embarazo y parto. Tampoco se encuentra contemplado en el enfoque humanizado del parto respetado, ni cuando se trabaja el plan de parto.
  • Impacta doblemente por los mandatos demoledores del contrato social de la medicina en sentido amplio, de todas sus disciplinas y especialidades, como la obstetricia. Mandato de mandados: la transferencia de autoridad, el “deber” de portar el saber absoluto sobre la vida y la muerte, la carga de omnipotencia que recae sobre nuestro rol.
  • Impacta doblemente por la construcción de un vínculo, relación afectiva, donde se ha construido en el tiempo con otro nivel de compromiso y empatía mayor.
  • Impacta doblemente por las escenas en espejo, esos lugares oscuros, de lo “no resuelto”, los propios duelos y los duelos no resueltos, las propias exigencias, las demandas de la realidad externa, la violencia de las instituciones y del sistema social.
  • Impacta doblemente por la vulneración de nuestros derechos como trabajadores de la salud, en un sistema sanitario colapsado.
  • Impacta doblemente por las crisis permanentes y no reconocidas en las que vivimos los seres humanos, donde el estrés, el cansancio y el agotamiento se han vuelto crónicos, en un tiempo histórico como el actual de post pandemia, donde la sociedad completa está en duelo.

Observamos cuando el personal sanitario se encuentra atravesando estas presiones y altas exigencias, se activan defensas como la disociación instrumental que como mecanismo de defensa operativa suele ser eficaz. Pero cuando se instala de forma sostenida, puede dar lugar a los fenómenos de violencia obstétrica, que lamentablemente tanto hemos denunciado y seguiremos denunciando tanto los usuarios como las militancias feministas en el campo social.

Deseamos alertar sobre las consecuencias de retraumatización del trauma ante la muerte de nuestros hijos e hijas, por los efectos del trato deshumanizado del modelo hegemónico, la VO.

Necesitamos abrir un espacio social donde debatir y reflexionar acerca de cómo revertir este flagelo de las violencias ejercidas sobre la muerte y el duelo perinatal, de modo de acercarnos y construir nuevos escenarios posibles, construir alianzas donde crear un puente entre los trabajadores de la salud y los usuarios.

Para ello seguiremos trabajando activamente, comprendiendo las complejas variables que nos atraviesan tanto al personal sanitario como a las familias en duelo, buscando una mayor comprensión que nos permita abrirnos a un campo de convergencia, de estrategias conjuntas de construcción social.

María Andrea García Medina

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Irene dice:

    Gracias por este artículo. Me ayuda a tomar una perspectiva más amplia entendiendo el contexto de los otros dentro de mi contexto. Eliminando culpas y evitando estereotipos y generalidades sobre una profesión.

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