Hoy deseo compartir alguna de las devoluciones de las alumnas egresadas de la Formación.
“Decidí formarme en duelo a raíz de mí propia herida. Sentí una enorme necesidad de acompañar a otras mamás que pasaron lo que yo pasé, para ayudarlas a sanar, a saber que se puede continuar con la vida y también entendiendo que mí dolor también sigue sanando al sentir y ponerme a disponible de un otro.
Está formación es sanadora y transformadora. Te obliga a tomar consciencia colectiva y femenina, desde el amor más puro. Hace que una conecte, profundice con su ser, con nuestros linajes.
Aprendí a valorar, agradecer y sentir a la mujer, a mí misma y a cada una de las mujeres de mí familia. Las honro profundamente.
También está formación me llevo a conectar aún más con mí parte sensible, empática y compasiva.
Aprendí a tener razonamiento crítico, pero no juicio de valor. Aprendí a quererme más de lo que lo hacía y por ende abrazarme, perdonarme y ser más auto compasiva.
Me llevó a replantearme ciertas creencias y a darme cuenta que no son mías.
Siento que abrió un camino de militancia que me fascina, es como una parte mía dormida haya despertado.
Llegue a la formación buscando teoría y gratamente sorprendida me llevo muchísimo más que eso.
Me llevo la teoría impresa en el alma. Transformación y sanación.
Una impronta enorme y una pasión y amor por mí trabajo que es el arte de acompañar.
Eternamente agradecida.” Lucía Y.
“Empecé sabiendo que estaba lista para adquirí nuevas herramientas para acompañar en procesos de duelos gestacionales…. venía acompañando a muchos pacientes y familias en el proceso de morir…esto sería parte de este camino que vengo recorriendo por tantos años; sin embargo, el camino fue duro, encontré resistencias, cuestionamientos y dudas sobre por qué estaba ahí…qué buscaba y qué encontraba.
Hubo días difíciles que me costaba mucho estar presente, conectada…la resistencia no me permitía sentir ni entender lo que me pasaba, la razón siempre tenía una respuesta que me alejaba de mi corazón.
No fue hasta el último módulo que caí en cuenta de todos los duelos cristalizados que me había cargado encima, uno tras otro fueron cayendo delante de mis ojos, y mis lágrimas por fin pudieron encontrar su camino de brotar en libertad, en un lugar seguro dónde sólo estaban corazones abiertos y comprensivos para mi, con su escucha activa, miradas que me transmitían que a pesar de la distancia estaban ahí y así pude sentir cada uno de sus abrazos y sentirme acunada por la luna y así despertaba el sol otra vez para mí.
Gracias a cada una de mis compañeras, Gracias María Andrea, Gracias mis estrellas fugaces.”
Susana D. G.
“Inicié la formación con un propósito aparentemente claro, adueñarme de mucho conocimiento teórico practico respecto al tema que me tenía maravillosamente atrapada.
Quería aprender y lo hice, quería conocer más y lo hice, quería comprender mucho de lo que la bibliografía decía y lo hice. Lo que no sabía era la grandeza humana y la experiencia respecto a la temática que me encontraría en la persona que lidera la formación (María Andrea) y mis compañeras.
Cada uno de los encuentros dejaba la sensación de que necesitábamos más tiempo para continuar expresando y aprendiendo. De repente se cruzó en mi vida una de las experiencias que me dejó “suspendida” en el espacio, literal me quedé solo observando como la película avanzaba sin comprender mucho del dialogo que los “expertos” decían.
Mi catarsis fue en mi grupo de formación y en ellas encontré silencios valiosos , las palabras solo que buscan demostrar afecto, los mensajes respetuosos, las preguntas con amor y la contención necesaria para darme cuenta de que acompañar es un arte.
Me separan miles de kilómetros de una presencia física de mis compañeras y de María Andrea, pero es invaluable la cercanía, las ansias de que llegara cada sábado para poder estar y aprender.
Me quedo con mucho aprendizaje teórico y practica; como el objetivo inicial. Pero mis objetivos fueron superados, las conexiones que se generan en este espacio son por llamarlas de una manera mágicas.
Tenía que estar en esta formación en este momento, el acompañar a una persona en su momento de mayor dolor, es un compromiso muy respetuoso para el que transita y para quien decide estar cercano. Quedo con deseos de más, de continuar , de seguir siendo parte de esta tribu maravillosa de mujeres que cuentan con mi admiración, cariño y respeto.
Gracias.” Pamela R.
“Al poder compartir con todas ustedes la existencia de mi Rafita, nos dieron visibilidad a él y a mí, nos dieron presencia a ambos, porque la mayoría del tiempo me sentía invisible y fuera del tiempo… y ustedes fueron enraizándome a este mundo del que solo quería escapar… desvanecerme… mil gracias a María Andrea y a todas ustedes por su compañía todos estos meses juntas.
Josefina V. M.
“Llegue a la formación siendo Larissa Chaverra mamá de Saray, ahora soy Larissa Chaverra mamá de dos “Emigo” mi hijo estrella y “Saray” mi hija arcoíris, iniciando con este reconocimiento abrí mi corazón guiado por el amor a realizar una introspección interna de sanación y transformación comprendiendo que, para acompañar a otros, ese transitar en el duelo, con consciencia y amor debía iniciar en mí.
Hoy asimilo y comprendo respuestas, continúo, pero en mi tiempo, ese tiempo que me ha permitido crecer, aprender, amar, compartir, dar, agradecer, conocer y “SER” al lado de hermosas almas como ustedes, todas de distintos tonos y matices, pero con un corazón gigante, una valentía única y un transitar infinito en el camino del duelo que nos convoca a sanar y al redescubrirnos en el acompañar.
Gratitud infinita hacia ti Maria Andrea y hacia nuestro hermoso circulo de amor, contención y crecimiento, del cual me seguiré nutriendo.
Larissa Ch.
“La formación fue también terapéutica para mí, ya que me guio de manera muy amorosa y contenedora, me llevó a reconocer y comprender mi proceso, descubrir que necesitaba, respetar mis tiempos y, sobre todo, trabajar la autovalidación de mi duelo, puesto que la primera en desautorizarlo era yo misma.
También fue interesante descubrir que otros duelos anteriores que no había procesado se sumaron al último, y sentía que me desbordaba. El trabajar y reconocer todos mis duelos, fue sumamente liberador.
Encontré formas de expresar y liberar lo que sentía, dándole lugar, integrando y sin darme cuenta, transformando esa inmensa oscuridad en luz, una luz de esperanza, luz sanadora, luz de amor. Ahora me siento mucho más en paz y con mayor capacidad para amar, ya que antes sentía que no podía dar amor, o volver a conectar con mi entorno.
Paola R. A.
“La experiencia es hermosa, renovadora, un renacimiento, así me siento.
Pude aprender, desarmar prejuicios y revisar mis temores. Ahí me encontré, con ganas y necesidad de acompañar, de cuidar. Buscando una manera amorosa y sintiendo que ninguna mujer tiene ni merece pasar por esa soledad»
Creo que María Andrea es el ejemplo de cómo acompañar más allá de los duelos, y eso se vivencia, se transmite en experiencia, y es lo que se gesta con esta formación: Que aprendamos a ser acompañantes del dolor.”
¡Gracias! Carla. C.
“Quiero agradecerte a ti especialmente querida María Andrea y a todas vosotras, mis queridas compañeras en este camino, por todos estos meses de compartir, de entrega, de vulnerabilidad y por este tejido alquímico donde vamos transformado el dolor en amor.”
Sandra S. F.
“Quiero agradecer por haber tenido la oportunidad y gran bendición de compartir tiempo y espacio con las mujeres hoy presentes, conocer partes de su historia y verlas salir adelante ha sido una experiencia profundamente esperanzadora.
Me siento honrada de poder ser testigo de su crecimiento, de su fortaleza, de su impulso para transformarse y expandir el amor que han compartido con sus hijas e hijos y la resiliencia aún en los momentos oscuros de sus almas.
También estoy profundamente agradecida por la luz, el amor, la contención y la escucha cuando fue momento de que la vida me sacudiera con el principio de los muchos duelos que hoy atravieso.
“Gracias a la vida por permitirme formar parte de este grupo y de saber que mi corazón resuena en muchas partes del mundo en cada una de ustedes, infinitas gracias por la guía excepcional y amorosa de la extraordinaria mujer que es María Andrea, les abrazo y honro.
Gracias, gracias, gracias desde lo profundo de mi alma.”
Sandra R.
Mi frase es “agradecer una formación desde el lado humano con el corazón en la mano”.
Marcela O. F
“Crecimiento, gratitud, sostén, confianza… Son palabras que siento al pensar en esta Formación…
Sin dudas lo teórico fue importante, pero qué hermoso transitarlo desde el alma, desde el Ser compartido con otros… Abriendo experiencias tan particulares, sensibles y profundas.
Gracias a cada una de mis compañeras, por ser red y aprendizaje continuo. Me ayudaron a expandirme y conectar desde el amor profundo hacía mí misma y hacia mí historia.
Gracias Andre por ser una mujer y maestra tan hermosa y sensible. Celebro el habernos cruzado en este camino.
La vulnerabilidad, sin dudas, es un don y que hermoso descubrirlo en cada una de ustedes… Porque con esa luz propia me ayudaron a encender la mía…
¡¡¡Gracias infinitas!!!”
Luciana B.
Gracias María Andrea por ser la gran tejedora de esta FORMACIÓN, GRACIAS por tu generoso compartir, tu guía, ¡tu escucha respetuosa y tu acompañamiento sostenido y contenido!
Gracias a cada una de mis compañeras a quienes siento como mis HERMANAS DEL ALMA….
Gracias mi querida TRIBU por todo lo que me han permitido aprender de cada una y nutrir mi alma con sus historias de vida. Gracias por permitirme conocer las sagradas historias de nuestros amados bebés estrellas (para quienes maternamos amorosamente hasta el cielo…
Gracias infinitas a mi Leo amado, por ser mi mayor inspiración y abrazar con absoluto amor la MISIÖN que comparto junto a él… Seguiré ofrendando mi ser y mi hacer para llevar más luz y más Amor a los procesos de duelos de quienes me permitan acompañarles. BESOS HASTA EL CIELO!
Maggie G.
Agradecida a cada una de ustedes, que han sido, y son una fuente de amor, de inspiración, de motivación y de esperanzas para confirmar este camino de servicio a las familias en duelo y a los bebés que han trascendido a la Luz.
María Andrea García Medina