Cuánto hemos construído juntas … cuánto compartido, cuántas risas, lágrimas, aprendizajes, confesiones, revelaciones, descubrimientos… Tanta intensidad y amorosidad.
Vamos descubriendo una dimensión del respeto profundo, de la escucha verdadera, de la disponibilidad para nosotras y entre nosotras mismas.
El valor infinito de reabrir nuestros procesos, de quedar expuestas, abiertas… mostrar todo lo que hemos sufrido en silencio…
Son tan sagradas, cada momento ha sido tan sagrado…
El amor de una madre, de un padre, de una familia hacia sus hijos es la dimensión más sagrada…
Y allí estamos todas trabajando en dignificar ese amor infinito… que está vivo… cómo nuestros hijas e hijos en nuestros corazones, y en el de las familias que acompañamos en sus procesos…
Todo mi respeto, reconocimiento y admiración a cada una y a todas como grupo.
Tenemos mucho por delante, nuestra tarea de servicio hacia las personas gestantes, y familias, para que ninguna persona más tenga que sufrir en silencio, para levantar el estigma social, para sanar las heridas de la maternidad y humanizar los procesos de duelo.
Estos hijos fallecidos siempre tendrán un lugar único y diferencial, en sus familias, en nuestras familias.
Y fundamentalmente concientizar, visibilizar y sensibilizar a los equipos y servicios del sistema sanitario
Todas hemos sentido y experimentado una profunda sanación de vuelta a la pertenencia a la Tribu.
«Cada persona que aprende a duelar, alimenta y da belleza al espacio sagrado de duelo para los demás.»
Gratitud hacia todas !!!