Como incluir al resto de los hijos en el proceso de duelo perinatal

Los niños hacen el duelo igual que los adultos, ellos también sufren la pérdida de un hermano. Ellos también necesitan respuestas, explicaciones, acompañamiento, tiempo y contención.

Más allá de su edad, ellos saben lo que está pasando, ellos saben que su mamá se fue con su panza y que volvió sin su pancita y con los brazos vacíos. Ellos también estuvieron unos días solos, donde los dejaron al cuidado de otros familiares, también tuvieron miedo y extrañaron a su mamá y sintieron la ausencia de su papá.

Los niños se responsabilizan, tienen la tendencia a tomar la responsabilidad por lo que sucede en sus hogares, si la madre está triste, si el padre enojado, si hay silencios, si hay climas de tensión, sea lo que fuere ellos se sienten culpables.

Se pueden atribuir que por su culpa el «hermanito» se murió, que fue porque se portaron «mal», que si la mamá estuvo grave, o atraviesa ahora una depresión, ellos son los responsables.

Se imaginan con las consecuencias de semajante distorsión de la realidad para una criatura… Todo lo que fantasean lo guardan en silencio porque tienen miedo también… Y tienen miedo de que sus fantasías se hagan realidad, cuando sus fantasías se tratan de cosas malas o feas que le pueden pasar a los miembros de su familia…

Estos son sólo algunos ejemplos de las «teorías infantiles» que los niños tejen en su imaginación, cuando todavía no diferencian claramente entre fantasia y realidad, y sobre todo cuando sus familias no son claras, y no les brindan la información de forma adecuada.

Cuando se muere un hermanito dentro de la panza de la mamá, o en el parto, incluso en los días o meses posterior a su nacimiento, hay que decirle con claridad que se murió, que falleció. Hay que brindarle la información que los adultos dispongan con la traducción para que la criatura comprenda. Hay que mostrar con transparencia las emociones, los grandes tenemos que aprender a mostrar nuestras emociones, poder decir «estamos tristes».

Poder nombrar al hermanito, hablar de él todas las veces que se recuerde, nombrarlo por su nombre, hacer algún ritual compartido en familia, como un dibujo, una canción, escribirle una carta, ponerle una velita, etcétera.

Es decir, traerlo al presente con la palabra y el corazón. Son lazos indisolubles a nivel del alma.

No sirve que cada uno lo lleve en silencio, supuestamente para «proteger» a los demás… Es en realidad lo más peligroso, vivirlo en silencio y en el aislamiento. Es lo que nos va empujando a los cuadros de depresión y a las crisis de pareja, con posibles rupturas.

De lo cual también el resto de los hijos, se van a responsabilizar muy probablemente. En síntesis, hablar, hablar, hablar, y hacerles saber que ellos no son responsables, que NADIE absolutamente NADIE es responsable, que son cosas de la vida, que a veces no hay una explicación para todo…

Y que así como mamá y papá están tristes, ellos también tienen derecho a estar tristes. Hoy en día hay disponible para los más pequeños materiales muy ricos, se puede buscar un libro ilustrado infantil acerca de las emociones, o algún video o película afín al tema para compartir en familia. Dejar que ellos se expresen y observar en sus juegos cómo ellos integran a este hermanito, a veces a modo de amigo «invisible». No juzgar, no interpretar, simplemente respetar y permitir que cada niño despliegue su juego libre con su imaginación. Siempre el juego es reparador, el juego es una forma de simbolizar y representar en la elaboración una situación dificil, como en este caso la pérdida de su hermano.

Y finalmente hacerles saber que, esté donde esté su hermanito que ha fallecido, siempre va a tener un lugar en el corazón de esta familia.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s