Cada hijo partido tempranamente trae un regalo de amor y aprendizaje a su familia.
Cómo se hace para reconocer la vida, cuando en el nacimiento se antepone la muerte…
Cómo se hace para cuidar la vida cuando sobreviene la muerte gestacional y perinatal…
Cómo dar lugar a nuestros hijos cuando han partido tan tempranamente…
“De acuerdo a la Ley de Pertenencia, todos los miembros del sistema tienen igual derecho de pertenecer, por lo tanto, los nonatos también tienen su lugar en la familia, aunque no hayan llegado al nacimiento con vida.
Si los padres les dan ese lugar como miembros, liberan a sus hijos vivos de tener que sufrir en nombre de sus hermanos excluidos.
Esto sucede porque toda exclusión es contraria al amor.
Al incluir y reconocer lo que forma parte
Se logra la paz, y el amor vuelve a fluir.”
Bert Hellinger
Agradezco a un gran maestro Bert Hellinger, por darnos la posibilidad de incluir, de darle un lugar a cada uno de los que forman parte del sistema familiar, aún a los que no han llegado a nacer con vida.
Cada alma tiene un lugar, un derecho a la pertenencia, su lugar es único en la configuración familiar.
Cada hijo trae un regalo de amor y aprendizaje a cada familia. Aunque este hijo no haya podido quedarse con nosotros por más tiempo, la breve experiencia embrionaria o fetal nos cambia la vida para siempre.
Maternidades invisibles, hijos invisibles, los niños del agua, los niños que nacieron dormidos… Son metáforas, formas de nombrar una experiencia que necesita inscribirse, encontrar palabras, significantes que otorguen nombre y sentido.
Una experiencia vincular… los lazos del alma… un amor que va más allá de lo que podamos expresar, describir…