Una de las cuestiones que se me plantean en los procesos de acompañamiento de los duelos perinatales, tiene que ver con el eje de la temporalidad. En el movimiento del alma de la mujer, en ese tiempo de soltar, separar y despedir.
Hay una premisa en psicoanálisis que dice algo así como «no se puede separar aquello que no haya estado unido primero.»
El proceso fisiológico corporal, cómo sea la experiencia en cada caso, es la base que va permitir/facilitar o directamente obturar el camino posterior del duelo.
Sabiendo que, por el tiempo gestacional, en todas las etapas del embarazo, más aún cuando más tempranas sean las pérdidas, no existió el tiempo suficiente para esa “unión”, esa “fusión inicial de la vida”. Ese tiempo-espacio de nido del vientre materno ha sido tan breve, tan fugaz… Y si el hijo ha llegado a nacer, apenas han sido horas o días.
Pareciera que el tiempo nunca es suficiente para completar esa “unión”, los relatos de las madres refieren en la mayoría de los casos que el tiempo no les ha permitido llegar a sentir y ni apropiarse de este registro primario de la experiencia: la simbiosis inicial de la vida.
Una de las claves para comprender la complejidad de estos duelos es la falta de tiempo.
La pregunta que se me presenta es cómo acompañar a una madre que ha perdido una gestación a despedirse… Cómo acompañar el proceso de despedirse, a despedirse de qué ? Si todavía no ha podido reconocer la vida de su hijo, no ha podido sentir un registro primario de la experiencia, absolutamente necesario previo al proceso de separación…
Una madre, a raíz de su duelo interrumpido tardío, me decía, “no sé cómo despedir algo que siento que no tuve, que no pudo llegar a ser, que no fue, de lo cual no llegué a tomar conciencia ni a sentir…”
Se puede pensar en un tiempo biológico, en un tiempo psicológico, también podemos pensar en los tiempos del inconciente, y los tiempos de la conciencia. Podemos pensar el los tiempos de la sociedad, los de cada cultura, los tiempos de la medicina, tiempos desautorizados…
Pareciera que la temporalidad transcurre en diferentes dimensiones.
Les dejo estas reflexiones para seguir pensando…
Abierto, para seguir pensando… me resuenan todas esas madres que siguen añorando a sus hijos que han partido tan tempranamente, incluso por muchos años…
Y siento que esa despedida quedó trunca, probablemente entre tanta complejidad, porque lo que ha faltado justamente es ese abrazo inicial de la vida…