Ayer, una madre en la consulta, me dice…
«Tengo que despedirme?
Hicimos un silencio, una pausa larga, una respiración profunda…
Entre las dos sentimos algo indescriptible, para cada una algo similar y diferente a su vez…
Al instante, un sentimiento mayor y una calma certeza nos embargó a las dos…»
Probablemente, en esa pausa de silencio, de presencia y conexión, comprendimos que…
Los lazos a nivel del alma, son indisolubles…