Semana Mundial del Parto Respetado.

Deseamos visibilizar la muerte temprana, los partos que conllevan nacimientos sin vida. Motivo por el cual nos sumamos a la Campaña Mundial por el Parto Respetado, focalizando en el respeto mayor que nos merecen estas familias cuyos hijos fallecen tempranamente.

Esta iniciativa que nació en 2004 por la Asociación Francesa por el Parto Respetado (AFAR), luego fue avalado por la UNICEF y la OMS.

A partir de ese momento se realizan campañas en distintos países con un objetivo principal de visibilizar el modo en que se atienden partos en todo el mundo y promover el cumplimiento de derechos vinculados al nacimiento.

El lema internacional 2023 es “CUIAR LOS NACIMIENTOS, CUIDAR A LAS FAMILIAS”.

Cada país adapta el lema de cada año, en Argentina el lema de la semana de parto respetado de Nación y de la Provincia de Buenos Aires es “SALUD ES PARIR LIBRES DE VIOLENCIAS”.

Con más fuerza aún necesitamos el respeto en los nacimientos sin vida, tanto en las gestaciones con diagnósticos complejos cuyos pronósticos hablan de la inviabilidad de la vida extrauterina, como en las detenciones más tempranas, o la muerte intrauterina o perinatal.

Para ello necesitamos profesionales más conscientes, sensibles, capacitados y fundamentalmente más humanos.

Deseamos que se garanticen los derechos de las madres en situación de parto fisiológico como por los derechos de los bebés fallecidos.

Todo ser humano tiene derecho de ser recibido y despedido de este mundo de una forma digna y respetuosa, y las familias tienen derecho a recibir a estos hijos con amor, despedirlos con amor.

Estos bebés, hijas e hijos también tienen el derecho de irse con el amor y el cobijo de sus familias.

Todas las guías de recomendaciones y protocolos están al alcance de todos, sin embargo, no es suficiente, cada madre, cada padre, cada bebé tienen necesidades diferentes.

Decimos que cada caso es singular y único con su historicidad, sus condiciones de vida, su subjetividad, ante lo cual, una guía de uso mecánico no va a resolver, necesitamos al personal sanitario abierto, receptivo y sensible a escuchar verdaderamente las necesidades de cada situación específica.

Sabemos que la muerte del bebé, más allá del tiempo gestacional configura un duelo con estrés post traumático.

Si se suma la violencia ginecobstétrica y neonatal, esa mujer y su familia quedarán detenidos en un duelo interrumpido,  a lo largo de años o décadas, con efectos sistémicos en toda la sociedad.

Lic. María Andrea García Medina.

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