La culpa es una programación central de la condición femenina, producto de una cultura androcéntrica y patriarcal. Pero además la culpa está en el centro de todos los programas en la vida de la mujer. Ha sido la mejor forma de opresión y dominación. Desde el cuento del «Pecado original… en adelante…
Hoy por hoy la interrupción voluntaria del embarazo, es uno de los tabúes más grandes de la sociedad, y nos sumamos a las campañas de concientización para romper el silencio. Y así permitir a la mujer sanar una herida tan actual como ancestral.
Del dolor desautorizado de las pérdidas gestacionales espontáneas, aquí estamos frente a un dolor no solo desautorizado sino prohibido y clandestino… Duelos clandestinos, dolor clandestino…
Lo que deja a la mujer en un estado mayor de sumisión, de indefensión, y la lleva gradualmente a la desconexión con su fuerza vital, con su vida, a la desconexión total con su alma…, en muchos casos a la enfermedad, en otros casos a las distintas formas donde una mujer deja de vivir, ausente para si misma, diferentes formas de depresión disfrazada o encubierta, procesos oncológicos, autoinmunes, finalmente en muchos casos a la muerte psicológica, subjetiva, simbólica.
De acuerdo a la OMS, cada 10 minutos muere en el mundo una mujer en un aborto clandestino, un tema epidemiológico que todavía se in-visibilizo como tal.